La endodoncia, también conocida como «tratamiento de conducto», es un procedimiento odontológico que se realiza para salvar un diente que está dañado o infectado en su interior (la pulpa dental). Consiste en retirar el tejido pulpar afectado, limpiar los conductos radiculares y sellarlos adecuadamente para evitar futuras infecciones.
La pulpa se encuentra en la parte interna del diente y contiene los nervios y los vasos sanguíneos. Normalmente, los daños en ella se manifiestan con dolor e inflamación en el diente y los tejidos blandos que se encuentran alrededor de este.
El objetivo de la endodoncia es mantener el diente dañado en la boca y evitar que se mueva o fracture y haya que extraerlo.
¿Cuándo se necesita una endodoncia?
Un diente puede requerir endodoncia si:
Hay dolor intenso o persistente.
El diente presenta caries profundas que alcanzan el nervio.
Hay fracturas dentales o traumatismos.
Se ha producido infección o absceso dental.
Existe hipersensibilidad al frío o al calor.
Tipos de endodoncia
1. Endodoncia Unirradicular
Se realiza en dientes con una sola raíz, como los incisivos y caninos.
El tratamiento suele completarse en una sola sesión.
👉 Ideal para: dientes anteriores con caries profundas o traumatismos.
2. Endodoncia Birradicular
Se realiza en dientes con dos raíces, como los premolares .
Requiere mayor precisión debido a la presencia de más de un conducto.
👉 Ideal para: casos de infección en premolares donde hay caries profundas o dolor al masticar.
3. Endodoncia Multirradicular
Tratamiento para dientes con tres o más raíces, como los molares.
Es un procedimiento más complejo y puede requerir más de una cita.
👉 Ideal para: molares infectados o muy deteriorados por caries extensas.